La llegada de la empresa Singer a la localidad, con últimos modelos de máquinas para el curtido, provoca una revolución en el trabajo, hasta ahora totalmente manual, llegando a producir 500 pares de zapatos al día en una fábrica de 150 trabajadores.
Esta primera fábrica desaparece en 1918 pero ya se está consolidando una segunda (1920), que se beneficia del nacimiento de la industria de cortes y aparados. El primer sindicato de zapateros coincide con esta etapa.
En 1924 se produce otro hito histórico en la localidad en torno al calzado. El valverdeño Manuel Romero Pérez, con solo 16 años, consigue el título de patronista-modelista de calzados en la Academia Internacional Lincoln de Sabadell. Logra ajustar mejor el diseño del calzado a cada pie, fabricando piezas adaptadas, aprovechar mejor las pieles, mejor adaptación a las exigencias de la demanda y mayor rentabilidad de la maquinaria.
Hasta ahora, Valverde del Camino estaba fabricando un producto duro y resistente, para trabajar en el campo. Es a partir de 1936 cuando llega la moda, el zapato suave y ligero. A mitad del siglo XX, tras la exhibición en la Feria Concurso del Ayuntamiento de Valverde del Camino de un boto campero de dos piezas, con dibujos de troqueles sobre la piel y una caña un poco más alta que los camperos hasta el momento, obtiene el primer premio de la muestra. Nacía el boto de Valverde del Camino. La producción de botos se incrementa considerablemente y son, durante mucho tiempo, el eje fundamental del mercado de producción valverdeño.